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Chile auténticamente democrático

IMPUESTO ÚNICO – PARTE I

Hay un senador en Brasil que insistentemente está divulgando el Impuesto Único como una forma más moderna y racional de cobrar impuestos. Sería una Reforma Tributaria Radical. No se trata de reucadar más o menos dinero, se trata de simplificar las cosas y de hacer un poco más de justicia social (¿Por qué pagar impuesto por un remedio?). Cuando el Impuesto Único es aplicado a la utilidad (el lucro) y a la renta, se exenta del cobro de impuestos al consumo de productos y servicios. Es decir, los consumidores todos no pagarían más impuestos por consumir, lo que naturalmente aumentaría la industrialización y la comercialización del país. En otras palabras, los productos y servicios no tendrían más impuestos. Serian exentos. Modelos matemáticos atestan que este sistema así proyectado no altera el valor recaudado por los cobradores actuales. En verdad, dejarían de existir (con alguna salvedad). ¿¿Y cómo sería conseguir el mismo valor de los tributos actuales con el nuevo modelo?? Muy simple: a través de la matemática financiera se encontraría el punto de equilibrio igual, no menos ni más. El Impuesto Único tiene la particularidad de recaer en el desempeño de las empresas de productos y servicios y no en los mismos.

Recordemos que es aplicado sobre la utilidad (el lucro), o sea, el desempeño financiero. Empresa sin fines de lucro (y que no presenta lucro ni “sobras” ni “excedentes” en su balance: que son asemejados a “lucro”) NO paga impuestos.

Apenas como ejemplo demostrativo para visualización, pensemos en un Impuesto Único de 50% del lucro de las empresas y uno progresivo (hasta 50%) de la renta de los Trabajadores. Con esto, estamos confirmando que el Impuesto Único tiene un “techo”: máximo 50%. Quien gana un Sueldo Mínimo paga 1% de Impuesto de Renta. Quien gana 10 SM, paga 10%. Quien gana 40 SM, paga 40% de Impuesto de Renta. Y quien gana 50 SM, o más, paga el máximo 50%. No puede ser cobrado más del 50% porque, arriba de ese valor, aparece la “regresión financiera”. Las empresas tendrían tratamiento diferente: todas (grandes y pequeñas) pagarían un 50% de la utilidad. ¡¡NADA MAS!!

VALE LA PENA PENSAR PARA APOYAR O CRITICAR.

Sergio Menares

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