CONTINUACIÓN DEL LIBRO “LA MEDIA PESADILLA” 19
¿QUÉ ES SOCIALISMO?
Si le preguntan a un comunista qué es Socialismo, seguramente les responderá con la explicación de su inventor, el sifilítico asesino Lenin(*): “es la etapa previa al comunismo”. ¿Ud. sabe qué es la etapa previa al comunismo? Probablemente NO, ni tampoco el comunista sabe. Cuando Lenin explicaba, nadie entendida nada y probablemente él tampoco. De los 7 o 8 socialismos existentes, el Socialismo Marxista es el único comunista, dictatorial y opresivo. SOCIALISMO ES PREOCUPARSE POR DAR SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD. SOCIALISMO NO ES COMUNISMO. Muchos llaman al socialismo marxista el “kinder comunismo” o comunismo infantil.
(*) Lenin contrajo sífilis con las prostitutas de Paris y padeció de esa enfermedad hasta el fin de sus días. Se trataba con sulfa alemana, que era poco eficaz. Se sospecha que esa era la causa de su infertilidad.
HIPOCRESÍA MARXISTA – COMUNISTA
Los bolcheviques comandados por el Partido Comunista dicen que los ricos no comparten su riqueza con los pobres. Pregunto: ¿¿Alguien ha visto algún comunista, socialista marxista o bolchevique compartir su casa?? ¿¿Su auto?? ¿¿Su finca?? ¿¿Su casa de playa?? ¿¿Su plata con los pobres o con los inmigrantes??
¿ES PARA REÍR O PARA LLORAR?
Les relato la siguiente anécdota real que me tocó participar unos tres días después del golpe. Apareció una noche en mi residencia en Quilicura el líder de la UP de ese municipio que estaba escondido y nadie sabía donde. Era conocido como un activo militante de la izquierda marxista y adepto fanático de la UP de Allende. Nos conocíamos porque yo era del PADENA y este partido había sido componente de la UP hasta retirar su apoyo a Allende pocos meses antes del golpe militar. Me pidió ayuda para seguir escondido, pero ahora en mi casa le dije que NO podría hacer eso, pues si los militares descubriesen iba a poner en peligro toda mi familia. Como alternativa, le propuse llevarlo escondido durante la noche a alguna embajada para que él pidiera asilo. Lo llevaría en mi Isetta BMW-300, que por tener solo dos lugares, podría llevarlo solo a él y, después, él se la arreglaría para llevar su mujer y su niña. Así lo hicimos. Con la luces apagadas y con las calles vacías, llegamos al barrio alto a la muralla de la Embajada de Suecia. Saltó la muralla y entró, y yo, muerto de miedo, volví a casa. Tiempo después supe que estaba em Suecia Trabajando y con una sueca para calentarle los pies en las noches frías. Había abandonado la esposa y su hija. Me considero culpado – en parte – por ese resultado lamentable.